jueves, mayo 25, 2006

Crecientes destrucciones humanoides terminan por hacernos sentir el llanto del alma y no podemos calmar el dolor. Qué tan difícil resulta mejorar la estabilidad emocional cuando la vida te dice lo contrario sobre las relaciones humanas, y el entorno físico?, es que no podemos realizar una profunda reflexión de ello para neutralizar la huida del alma hacia lo más recóndito de nuestro ser, que pide clemencia a la raza y al mundo cuando la bondad física de nuestra biología manifiesta los dolores del cuerpo unido a esta intangible e inagotable forma que acumula dolor sin límite sobre la incertidumbre de la vida, sobre la imperfección del fallo genético que provoca nuestra conducta haciendo que nos dañemos a nosotros mismos en la constante rutina del cotidiano vivir.